martes, 11 de febrero de 2014

Circulos



Como todas las cosas que cuando se pasan de un punto, dan la vuelta y aparecen por el otro lado, volví a comprobar anoche esta verdad irrefutable en la tristeza de un llanto desconsolado.
Cuando no alcanzan los ojos para expulsar la congoja que nos invade y se comprometen más órganos en este acto primitivamente humano, es cuando se emparenta notablemente con su prima hermana la risa. Las interjecciones sonoras, las contracciones de los músculos de la cara y toda la actitud física en general,  se acercan a ese mismo estado que produce una  risa descontrolada. En esa carcajada sincera que salta de golpe y se prolonga en el tiempo más allá de nuestra voluntad hay un siniestro parentesco con el llanto provenido del extremo dolor. Su efecto catártico en común las hace tocarse diabólicamente.
Mientras expulso esta angustia contenida por meses con todos los medios físicos que están a mi alcance, recuerdo a esos militantes que (como bien ha dicho la Sra. Presidenta en estos días) de tan de izquierda, dan la vuelta y aparecen por el otro lado, por el lado más de derecha del espectro político luciendo  boina y remera que los identifica falsamente con una ideología que está hecha de aire.
La derrota es dura, pero más dura será la conciencia de los que al leer (inevitablemente) estas líneas, vean reflejada su propia mierda en ellas.
Pronto volverá a ser la risa la que me libere de la opresión; por el momento los ojos nublados no me permiten proseguir con